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¿Es aplicado el gay-friendly en las teleseries chilenas?

Todos hemos visto una que otra teleserie nocturna junto a nuestra familia, o bien por mero gusto porque son entretenidas para pasar el rato, pero ¿qué tanto nos damos cuenta de los
pequeños detalles que nos muestran?
Hemos crecido con una cantidad innumerable de distintas premisas televisivas que van dependiendo del canal, del horario e incluso de los actores que vemos: por ejemplo, si aparece la Paz Bascuñan, ya sabemos que no va a ser muy buena la cosa.
Sin embargo, hay un recurso que se ha venido a utilizar en las últimas décadas, porque como el tiempo pasa y las cosas cambian, las teleseries también tienen que acotarse a la situación mundial para llegar a mayor cantidad de gente, y no cerrarse en las señoras que ven tele post almuerzo; la televisión quiere llegar a la juventud, y ha demostrado estar haciendo lo correcto al respecto.
¿Qué mejor manera que abrir su público si no es abriéndose a las minorías? Pero ojo. No me referiré a cualquier minoría, sino más bien a la comunidad LGTB+ que ha venido siendo la comunidad con mayor movimiento y presencia en estos últimos años.
Existe un concepto que me parece bien curioso en todo esto: el gay-friendly, algo así como eco-friendly o animal-friendly. Bueno, sí. Existe el gay-friendly (¿qué es eso? ¿acaso las minorías son una especie de movimiento basado en un estilo de vida, simplemente? Oh
mamá, elegí ser desde ahora parte de la comunidad lgtb+ porque oh, amanecí lesbiana.). El concepto consta de aquel espacio que es “amigable” con ellos. Lugar en donde se les acepta, se les une y no discriminan. Y ya, bien con todo eso, pero ¿qué tanto de esto es por mero marketing, y cuánto es realmente con una intención de concientizar?
Las minorías, en primer lugar, no buscan aceptación, buscan apoyo, y básicamente que se les vea como a cualquier otro. No con esa etiqueta pegada en la frente de “oh tú eres gay”, como si aquello fuera parte de su personalidad. Pues no. Si no te saludan con un “Oye, tu eris hetero?”, no lo hagan con su par.
Pero dejando de lado lo horroroso que es el concepto de gay-friendly; quiero referirme en específico a como las teleseries chilenas han ocupado este recurso, y por sobre todo cómo ha ido cambiando la forma de ver las cosas.
En primer lugar, hace poco se repitió en la tele la teleserie “pituca sin lucas” ¿verdad? cuento corto, un par de cuicas se quedan pobres y terminan en un barrio de clase media.
Allí todo bien, una crítica a la diferencia de clases (o eso creo que intentan hacer). Aquí los estereotipos son marcadisimos en cuanto a clases sociales y pensamientos políticos, pero también lo es cuando observamos al único personaje parte de la comunidad LGTB+: Enrique (Otilio Castro), el amiguito de la Stella (Ingrid Cruz).

Él es el estereotipo homosexual por dónde se le vea: actitud, forma de vestir, forma de hablar, incluso podría considerar que es medio satirico a como enfrenta ciertas situaciones.
Pero no quiero enfocarme en el estereotipo, sino más bien en su importancia como personaje homosexual dentro de la teleserie.
Ninguno. Básicamente es un personaje gay hecho para heteros, porque simplemente es utilizado como recurso cómico, y el hecho de que, en efecto, sea homosexual, es un detalle que les permite darles las características humorísticas como lo es su voz, sus exageraciones y este crush que tiene con “Gregorio” (Fernando Godoy).
Sin embargo, la teleserie fue emitida el 2014, por lo que el movimiento aún no estaba tan en auge como lo está ahora.
Y ahora, año 2021, los cambios son bastantes notorios según mi perspectiva. Primero tenemos la teleserie de Yo soy Lorenzo en donde la trama nos cuenta de un
cambio de identidades por parte del hijo de un millonario obligado a casarse y un chofer.
Lorenzo (el millonario) es interpretado por Jorge Arecheta, mientras que Carlos (el chofer)
es interpretado por Mario Horton. La trama se comienza a desarrollar porque Lorenzo confiesa ser gay, cosa que nadie sabía o sospechaba. Así que para evitar el casamiento, deciden hacer un cambio de papeles hasta que se solucionara el problema (no sé de dónde sacaron que eso era buena idea, pero bueno, teleseries).
Aquí el recurso del “gay” forma parte de la trama importante de la historia, los que nos entrega desde ya un punto de vista distinto. Ya no es un personaje cómico secundario, sino
que tendrá un desarrollo durante toda la historia.
Lo más intrigante y que en lo personal para mí, también es lo más agradable y “friendly”; es
el hecho de que se desarrolla en los años 60’ en donde la homofobia era fuerte. Por lo que el hecho de que durante el pic del problema, se demuestre también lo cruel e injusto que es el odio por gente parte de la comunidad, es algo que puede que ha muchos que están aún con estos pensamientos arraigados, les haya hecho ruido (es decir, probablemente si eres
homofobico, has dicho o pensado cosas que en la teleserie las hacen ver como algo horrible. Algo te tendrá que dar para pensar ¿no?)
Y finalmente, año 2021 y un edificio en contexto de pandemia, nos entregó la pareja que ha revolucionado las redes sociales (sobre todo tiktok). Edificio Corona llegó con una propuesta
bastante interesante en entregarnos distintos personajes principales, cada uno con su historia y problemas. En lo mismo, nos presenta un par de amigas: Rubí (Vivianne Dietz) y Maca (Hitzka Nudelman) cuya amistad se ve interrumpida por la confesión reciente de
Maca: ella es lesbiana y que por consiguiente, está enamorada de Rubí.
El cliché está presente, pero no me parece realmente un problema porque he leído demasiados libros con esta temática y me fascinan. Por eso me gustaría en realidad felicitar al mega porque en esta teleserie pusieron el papel como una situación normalizada, que si bien su padre, quien es religioso, la rechaza desde un principio, la aceptación es parte del desarrollo; nuevamente poniendo en juicio el pensamiento retrógrada de muchas personas.
Lo que me gustaría ver, es realmente cómo se llevará a cabo la relación de ambas, y si es que el mega le teme al éxito o no. Porque, a quién vamos a engañar, las relaciones lésbicas son mucho más sexualizadas que las gays, y por lo mismo es difícil llevar a cabo un
correcto desarrollo sin caer en eso. Es un desafío interesante, y creo que introduciendo más personajes y momentos como los que tienen ellas dos, la gente empezará a ver a la comunidad como pares que pueden vivir la misma situación que cualquier persona hetero.
Quizás en un principio las teleseries chilenas aprovechaban lo aceptado que era el burlarse de las minorías, pero aquella minoría tomó potencia haciéndose ver, y en la televisión también tomaron lugar para quedarse: la comunidad no quiere ser aceptada, quiere ser apoyada y normalizada. Porque ser uno o lo otro no es un rasgo de personalidad, no es
algo contagioso o que se da. Simplemente somos humanos, que tienen gustos por otros humanos. Y eso la televisión tiene que entender. Es un proceso largo, pero que se está
dando.

Renata Canales

Co-directora y editora de Diversas. Nacida en Santiago en el año 1999. Estudiante de Cine en el Instituto Arcos de Santiago.
Con un Diplomado de Formación Docente en el Instituto Arcos (2021)
Productora y asistente de dirección en documental para la Municipalidad de Peñalolen.
Con exposiciones de fotografía en Centro Cultural Lo Prado y en el Centro Arte Alameda (2021).
Escritora Amateur de ficción. Publicación de cuento en el libro Autor, España (2020).

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