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Especies invasoras

A medida que los temas de ecología y cuidado del medio ambiente se vuelven más populares, recibimos toda clase de información respecto a reciclaje, cuidado del agua, productos biodegradables, entre otras cosas “de moda”. Un tema que a pesar de su importancia es ignorado criminalmente, tratado únicamente por grupos de especialistas en el tema, es el de las especies invasoras. Puede que la responsabilidad de este problema caiga en manos de las grandes empresas y la industria de la importación en su mayoría, pero conocer las implicancias y los alcances de la destrucción que traen las especies introducidas en hábitats que no les son propios puede ayudar a tomar mejores decisiones, y es el primer paso en encontrar una solución al problema. 

→ ¿Qué es una especie invasora? 

Una especie invasora, introducida o alóctona es cualquiera que no sea nativa al espacio en el que se le puede encontrar. No todas las especies introducidas son peligrosas o dañinas para el ecosistema, pero muchas lo son, y cuando eso sucede, puede tener consecuencias catastróficas. La National Wildlife Federation de EE.UU estima que “aproximadamente un 42% de las especies en peligro de extinción, lo están debido a la introducción de otras especies”. Muchas de las actividades comerciales y recreativas que son típicas de zonas particulares pueden verse afectadas negativamente por especies invasoras. 

El cambio climático, mascotas perdidas en países extranjeros, insectos que viajan en los pallets de exportación e importación, fauna marina que viaja pegada a barcos e introducción ilegal de semillas desde el extranjero son algunas de las formas más comunes en que las especies no nativas viajan a otras partes del mundo, pero también ocurre por comercio ilegal de especies protegidas, incluso algunas especies son introducidas para acabar con alguna otra que ya había sido introducida anteriormente pero se transformó en una plaga. 

→ ¿De qué forma afectan las especies invasoras? 

Cuando una especie (animal o vegetal) es puesta en un ecosistema al que no pertenece, esto genera desorden y un desequilibrio en la forma en que se relacionan las especies en cuestión. Por ejemplo: una especie altamente agresiva puede no tener depredadores naturales que controlen su población, llegando a extinguir a otras que pasan a ser sus presas. Las especies alóctonas también pueden afectar el equilibrio de la red trófica (cadena alimenticia), y causar estragos toda vez que aumentan la demanda de recursos una vez que un entorno ha sido sobrepoblado. Otras especies cambian la composición del suelo, o pueden favorecer catástrofes como incendios forestales, algo común con la introducción del monocultivo de pinos en el sur del país. Muchas veces, el costo de controlar a las especies invasoras mediante el uso de insecticidas o herbicidas es demasiado alto para los pequeños productores, quienes pierden sus animales y cultivos y no pueden vivir de las actividades económicas que tradicionalmente se ejercían en sus localidades. Los pescadores también se ven afectados cuando especies introducidas traen consigo enfermedades, afectando directamente a su trabajo. También pueden introducir especies que causan enfermedades a los mismos seres humanos. 

→ Ejemplos de especies invasoras y su efecto en la diversidad

Además del ya comentado monocultivo de pino, otras especies también han causado ya estragos en nuestra biodiversidad. Los conejos y liebres son otra especie introducida en gran parte del mundo, que se reproduce con vertiginosa velocidad y destruyen los cultivos de grandes y pequeños agricultores. Los acacios y aromos, especies ampliamente difundidas en sudamérica, también han desplazado a las especies nativas debido a su fácil proliferación. 

El ejemplo posiblemente más emblemático de este fenómeno en nuestro país sea la avispa “chaqueta amarilla”, o Vespula Germanica. Esta especie ataca a las abejas nativas, destruyendo sus colonias y erradicando a uno de los polinizadores más importantes del país. Además, destruyen las plantaciones de árboles frutales, y su mordida puede causar la muerte a ciertos animales de ganado, sin contar los ataques a seres humanos. La introducción de esta especie fue tan agresiva y destructiva para nuestra biodiversidad, que ahora las autoridades realizan campañas para la construcción e implemetación de trampas caseras en las zonas donde su aparición ha sido más dañina.
Es importante tener en cuenta el impacto de estas especies y ayudar de las formas que se pueda. Educar a otros siempre será primordial, preferir productos locales y que no provengan de la exportación. La captura y caza de especies destructoras, y la lucha contra las empresas forestales que destruyen nuestros bosques nativos.

Si quieres ayudar a la contención de las avispas y actuar a favor de nuestra fauna nativa, puedes consultar el siguiente informativo construido por el SAG: https://www.sag.gob.cl/sites/default/files/vespula_germanica.pdf. Puedes reciclar una botella que tengas a mano, y hacerle un favor  la naturaleza al mismo tiempo al fabricar una trampa de avispas en casa. Y nunca hay que olvidar: que los humanos somos una especie introducida en casi todos los ecosistemas, y debemos hacer el máximo esfuerzo por no destruir los frágiles equilibrios de nuestro entorno. No tendríamos que deshacernos tan cruelmente de las especies que generan un desequilibrio en el ambiente, si no las introdujeramos a lugares ajenos en primer lugar.

Ilse Mendoza

Amante de la literatura antigua y medieval, seguidora de Dionisio, fascinada por el caos. Nacida en Santiago, el invierno de 1996. Literata más teórica que práctica, estudió en la universidad Alberto Hurtado. Gusta de escribir cosas cortas, pero con impacto; la inspiración o no llega nunca, o llega mucha y de golpe. Colaboradora de la revista Diversas desde el año 2020.
ilsemendozapavez@gmail.com

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