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Herencia: efecto espejo

La editora me pidió que escribiera sobre “qué significaba ser mujer Mapuche”. No lo sé. Pero puedo decirle que mi historia con el pueblo es una esquiva y común, según tengo entendido. Por vergüenza, mis antepasados renegaron del hecho de ser parte de una comunidad así. Cuando iba en el colegio, creo que tenía 10 años, un compañero había recibido una beca porque descendía de indígenas y su apellido lo acreditaba. Mi mamá me dijo que si el abuelo de mi papá no se hubiese cambiado el apellido podría recibir el mismo beneficio (y muchos otros). Hasta ese entonces, no sabía que descendía de la cultura  Mapuche. Es más, según mi padre, su bisabuela era machi y otro pariente era un toqui. Según la historia que me han contado, mi bisabuelo provenía de Loncoche en la región de la Araucanía. Luego, no sé si en Temuco o Santiago, se vio enfrentado a burlas y ser mirado en menos debido a su procedencia indígena por lo que decidió cambiar su apellido por uno español. Problema solucionado.

La editora no me pidió esto por nada. Comenté la historia ya mencionada y algo sobre intentar conocer más de ese tema. El problema es que sé poco o nada. Mi acercamiento más “profundo” a la cultura Mapuche surgió cuando estaba en segundo medio, a los 15 años. Recuerdo que fue para una actividad de Fiestas Patrias, un baile. Para eso dividieron a mi curso en tres (zona norte, centro y sur), a mi grupo le tocó zona sur y decidimos un “baile mapuche”. ¿Buscamos en Google y YouTube “machitún”, “canción mapuche” y “baile mapuche”? Absolutamente, lo peor es que lo primero que aparecía era “baile ritual” o “ceremonial”. Creamos una coreografía en torno a eso. Usando vestidos negros, con detalles rojos en los bordes del cuello y las mangas, había una capa a la par (si la memoria no me falla) y, la cereza del pastel, cada una debía comprar una réplica de las tradicionales trapelacucha (una especie de prendedor) y un trarilonco (similar a un cintillo que corona la cabeza) por mil o dos mil pesos en cualquier feria. No recuerdo la coreografía, solo que se me fue dada una rama de un árbol del patio para simular una del canelo (árbol sagrado Mapuche). ¿Qué estábamos haciendo? No tengo idea, pero nos sacamos un 7 y eso era lo único que nos importaba.

Creo que mi acercamiento a la cultura Mapuche refleja aquello que ha estado en palestra últimamente, este racismo silencioso que explotó. El racismo viene desde el día uno de Chile como nación. Podría dar un par de ejemplos que he aprendido a lo largo de mi vida: La Araucana de Ercilla, quien les dice a la cultura Mapuche “good for a girl with no talent”, por su culpa son llamados “araucanos” (les quita su nombre identitario creyendo que se denominan el nombre de su zona, como españoles de España). Las cartas pehuenches de dos criollos haciéndose pasar por pehuenches para expandir ideales libertarios, de moral y conducta en 1820, hundimiento del barco “Joven Daniel” y su pasajera Elisa Bravo (búsquelo y maravíllese por lo novelesco), Benjamín Vicuña Mackena y la pacificación, Vicente Perez Rosales y la colonización alemana en Valdivia. Más al sur podemos ver la cacería de Selk’nam o Kawésqar para llevarlos a zoológicos humanos o el cero cuidado y preservación de sus costumbres (recién este junio pasado la cámara de diputados aprobó incluir a los Selk’nam en la Ley indígena). En el centro, en la adquisición de Rapa Nui, se anexó el territorio de mala manera (de hecho, el texto firmado está en tahitiano).

En el norte, los diaguitas fueron exterminados por Francisco de Aguirre para fundar La Serena en el siglo XVI. También cerca de esa zona, los Aymaras no pueden estar en conexión con su tierra por culpa de las mineras. Para no hablar del conflicto presente en la Araucanía. Estos son solo ejemplos desde el día uno hasta hoy, la mayoría ocurrieron bajo el Estado de Chile.

El problema es transversal, hay un odio hacia las comunidades. Se les mira en menos, se les desprecia. Las leyes que tienen pueden verse de 3 maneras, creo yo, como una compensación, debido a los pocos ejemplos que he dado y muchos otros que han quedado fuera; como un beneficio necesario para las comunidades, se lo merecen o se los dan porque se les cree ignorantes. La beca indígena se puede obtener desde promedio 5 (partiendo en 5° básico hasta el fin de la enseñanza media), hay programas estatales que dan más puntos (una mejor posición da más posibilidades de ser elegido para el beneficio) si se es indígena, la recientemente comentada “Ley Pascua” para los habitantes de Rapa Nui y un sinfín de otras cosas. Pueden verse de cualquier manera que he propuesto u otra.

El apellido de mi familia paterna se vio afectado, dejando afuera un gran número de beneficios, pero también nos salvó de ese racismo imperante. No me he conectado mucho con mis raíces, lo admito. ¿Para qué? Nací y me crie en Santiago, mi conocimiento de los pueblos originarios se basa en localizarlos en un mapa, eso me enseñaron en el colegio. Lo demás lo he aprendido por mi cuenta. La curiosidad es más grande que cualquier cosa. He leído un par de cosas, no mucho. Un par de poemas (Kallv mapu: Tierra azul), un libro de historia (obviamente, Historia secreta mapuche), algunos artículos, un par de mitos y, incluso, Wikipedia. Nada me hará saber lo que es, lo que significa ser una mujer Mapuche. Porque no nací en el Wallmapu, tierra mapuche, que abarca territorios al sur de Chile y Argentina, dependiendo del punto cardinal se cambia el nombre de la zona. Porque no nací con abuelos o padres que me quieran traspasar conocimiento ancestral, desde cocinar hasta la cosmovisión. Porque no sé lo que significa ser constantemente oprimido, juzgado, privado de poder acceder a tu patrimonio. No lo sé, no tengo cómo saberlo. Solo sé que un apellido que fue cambiado hace 100 años es reflejo de ese racismo, que es necesario visibilizar.

Como breve comentario final, debo notar que mi bisabuelo al cambiarse su apellido no solo aceptó la vergüenza, sino que la prolongó. Las burlas que recibió, por ignorancia y racismo, hicieron no solo que sus descendientes se alejaran de sus orígenes, sino, que contribuían a perpetuar el racismo, el odio, el ridículo. Todo eso se reflejó en él y terminó siendo al igual que el resto, para vivir tranquilamente. ¿Por qué el precio de la tranquilidad debe ser a costa de negar el pasado?

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