Llevo intentando tener tiempo para escribir algo para la revista. La razón de esto no es mi falta de interés o el no saber que tema escoger, sino algo más común, culpa. Ahora es cuando la gente leyendo esto, se pregunta: ¿culpa? ¿por qué? Excelente pregunta. Siento culpa de poder estar invirtiendo mi tiempo en algo que se sienta más útil o productivo. Como adelantar lecturas para la universidad o estudiar para alguna clase.
Es una culpa que no me deja hacer nada y, si me encuentro haciendo otra cosa me deprimo, me digo que pierdo el día, que debería hacer algo mejor. Con la pandemia todo, se puso peor, sentía (y aún siento) que estoy de vacaciones. Estoy todo el día en mi casa, salvo contadas ocasiones, y siento como si no tuviera responsabilidades, aunque las hay. Lo que hace todo peor. La culpa se acumula, se agranda y no deja hacer nada porque llega el estrés. ¿han intentado leer con estrés? No se recuerda nada después y forzarse a hacer algo que no se quiere es horrible, pero si no lo haces te sientes mal igual.
La verdad es que no sé si alguna otra persona que haya colaborado en esta revista ha hablado de esto, quizás sí. La verdad es que la presión, el estrés por ser productiva y la consciencia de no serlo me está jugando una mala pasada con la memoria. No solo mi memoria con cosas cotidianas y sin importancia, como dónde dejé mi teléfono, sino con cosas más “importantes”, como si ya comí algo. Tal vez parte de esto se debe al encierro, quizás no. Lo cierto es que cuando me absorto a hacer algo no dejo de hacerlo hasta que está listo, aunque me tome 10 horas y esté agotada y no quiera más que dormir.
Estar consciente de que estoy “perdiendo el tiempo” es asquerosamente horrible. Me siento mal conmigo misma, me digo que para que hacer algo ahora si ya pasó el momento de ser productiva y eso genera un montón de estrés. Creo que estar en un estrés casi constante, hace que tu cansancio, tu falta de memoria, en definitiva, las ganas de hacer nada aumenten. Pero ¿a qué costo? ¿a más estrés? ¿a más culpa? Obviamente, debemos tener momentos de hacer nada que se sientan “merecidos”, en mi caso. Como luego de terminar de leer lo que te habías planeado ver una película o jugar a algo. Eso desestresa y motiva a seguir más tarde.
Quizás toda esta presión o estrés es por un sistema competitivo. Con el relajo de la pandemia se es más consciente cuando el otro trabaja o dice que está haciendo algo “útil”. Es como cuando leemos esas cosas de “Miguel Ángel tenía 24 cuando hizo La Piedad” o “Chopin tenía 7 cuando publico su primera composición”. Y sí, los malditos lo hicieron, pero sus condiciones, sus expectativas, sus mentes eran diferentes. Pero no sé si ellos tenían algo que perder. O sea, había más artistas, había más gente… pero no sé, se siente injusto compararte con gente que ya está muerta y tenía talento, tiempo, dinero y ganas para hacer algo que obviamente yo no.
Aun así, probablemente mucho viene de la comparación con el otro. hace poco descubrí que una cantante que escucho tiene 20. Yo tengo 23. Ante esta revelación, me sentí 1. Vieja y 2. Como si hubiese hecho nada en mi vida. ¿Qué he hecho, salvo este y otros posts para la revista? Pero luego pensé, ¿soy artista? ¿quiero tener un legado? ¿quiero ser la persona que usen cómo ejemplo de productividad en 500 años más? La respuesta es NO a todo. Creo que pensar en hacer cosas ya estresa, pero añadir esa presión innecesaria de la competencia es mil veces peor. No soy Miguel Ángel, no soy mis amig@s, vecin@s o familiares. Avanzo a mi ritmo, es un ritmo L E N T I S I M O, pero es mío. Y si me atraso, bueno pierdo tiempo (y dinero) pero quizás es un pequeño precio que pagar por 5 minutos de paz mental.
¿Conclusión de esto? No lo sé, no hay. La verdad es que es solo un desahogo. Espero que si hay alguien que pasa lo mismo sepa que 1. Nos pasa a tod@s, 2. Espero que todo el mundo encuentre un equilibrio entre la productividad y el descanso, 3. Recompénsate con algo, 4. No te compares, no te estrés, anda a tu ritmo y 5. Ya deja de procrastinar leyendo esto.
