Atlantique: una generación que se niega a perder

La directora franco-senegalesa Mati Diop, nos entrega una historia fantástica que a pesar de retratar una realidad dura (y muy real) puede conectar con lo más onírico y escondido de nosotros. En parte, Diop visualiza las problemáticas que conlleva el desarrollo personal en uno de los lugares más pobres del mundo, así como la incipiente pasión de jóvenes que solo esperan encontrar un mejor futuro para ellos y sus parejas, en contraste con la escasez de oportunidades laborales en Senegal. A partir de esta premisa, se podría indicar un futuro trágico para ambos, pero la realidad, aunque dura, se enfrentará a las desavenencias del tiempo y de una generación que se niega a perder como sí lo hicieron sus antepasados.

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 Ada es una adolescente senegalesa de clase trabajadora que está comprometida en un matrimonio arreglado con un hombre adinerado, y mantiene una relación amorosa con un joven obrero llamado Souleiman, que se encuentra desanimado debido a que durante tres meses no ha recibido su sueldo por su trabajo en la construcción de una de las torres más lujosas de la ciudad. A contratiempo, Ada queda desconsolada ante la desaparición de la balsa en la que Souleiman y sus compañeros de trabajo se encontraban para dirigirse hacia España y así lograr un mejor futuro para ellos. Sin embargo, eventos fantásticos y fantasmagóricos llegarán para arreglar las cosas. 

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 Amor 

Son muchas las temáticas que aborda Mati Diop con su Atlantique. El amor es la esencia del film y también aquello que desencadena los momentos más tensos ya que el romance debe lidiar con la necesidad de obtener dinero para poder subsistir o simplemente morir por intentar conseguirlo. En parte, la relación entre Ada y Souleiman, si bien se mantiene por la pasión y complicidad existente entre ambos, tiene su punto de quiebre cuando él decide marcharse a otro país sin avisarle. En este sentido, “el amor no lo es todo”, ya que, si bien él podría haberse marchado junto con Ada, no lo hizo. Sin embargo, así como va transcurriendo la historia, entendemos que en esta historia de amor no hay límites y cada uno de los personajes va digiriendo esta idea tarde o temprano.

Juventud y liberación

Siguiendo esta línea, la narrativa adquiere tintes juveniles en un mundo antiguo y decadente. Es pasional, empoderada, fantasiosa, vibrante y esperanzadora en medio de las problemáticas que conlleva vivir en un país con pocas oportunidades laborales.  La banda sonora a cargo de Fatima Al Qadiri es inquietantemente similar al oleaje del mar: es enérgico durante el clímax y sutil cuando pasa este momento. Todo por medio de sonidos electrónicos y experimentales, mientras que la fotografía -a la par de la banda sonora- transmite intimidad y minimalismo. Este ambiente permite crear escenas no solamente emotivas, sino que también representativas de una generación joven y africana que pocas veces es retratada, dejando como resultado relaciones desenfrenadas, mujeres musulmanas descubiertas (y cubiertas) o la convivencia de vestuarios locales con otros occidentalizados.

En parte, la película nos sugiere que la realidad de los jóvenes no encaja totalmente con las tradiciones senegalesas. Las mujeres buscan tener un futuro más allá del matrimonio y el hogar mientras que los hombres esperan prosperar económicamente no solo para sustentar a sus familias, sino que también para poder alcanzar sus sueños personales. 

Feminismo 

En paralelo, una de las temáticas mejor abordadas por Atlantique es sin duda el feminismo. A diferencia de películas forzadas, como Birds of Prey o la última de Ghostbusters, el empoderamiento de Ada es creíble. Es una mujer que desde la primera escena manifiesta sus intenciones de seguir con su relación con Souleiman a pesar de estar comprometida con otro hombre, e indicando a sus familiares su inconformidad ante el inminente matrimonio arreglado. Pero no es solo ella: las mujeres a su alrededor se encargarán de dar solución a los problemas ocasionados por la desaparición de los jóvenes, porque las que verdaderamente son conscientes de la situación en la que Ada se enfrenta (a diferencia de los personajes de mayor edad). 

Es un film que, sin duda, es merecedor de toda la atención que recibió durante su estreno en 2019 y que finalmente, le hizo digno ganador del Grand Prix del Festival de Cannes. 

Recomendaciones: verla en wolof que es el idioma original con el que se filmó la película.