José Pérez, tiene veintiséis años, es licenciado en artes visuales de la Universidad de Chile y es artista textil. Actualmente trabaja en montar sus obras, donde se ha forjado a través del tejido, aunque a lo largo de su carrera incursionó también en distintas ramas del arte, como la performance y el teatro.
El artista que logró llegar con su trabajo hasta Islandia, país que destaca particularmente por sus lanas y ovejas características de la zona, nos cuenta con detalle este peculiar episodio. Se radicó un mes en Blonduos, pueblo al norte de Islandia- gracias a un Fondart que buscaba experimentar volúmenes con otras estructuras textiles, que, dicho sea de paso, obtuvo la máxima calificación de su proyecto. Viaje que tuvo que postergar y reprogramar debido al surgimiento de la pandemia.
Finalmente, el viaje se concretó en noviembre del pasado 2021, donde llegó a dicho pueblo de Blonduos para compartir con artistas de distintas partes del mundo, donde aprendieron arte textil histórico de Islandia y arte contemporáneo como cuenta José.
Durante sus primeros años de universidad comenta que comenzó haciendo performance, lo que después se fue transformando en “la perfo de tejer”.
Ser textilero; elegir el tejido como disciplina artística, ¿Cómo llegaste a ella?
Cuando entré a la universidad, en segundo año tuve que elegir la especialidad y tomé el taller central de pintura, pero nunca me sentí muy cómodo, no entendí por qué. Sabía que existía el taller de arte textil pero no estaba interesado en ese momento, hasta que postulé para irme de intercambio a Barcelona, donde decidí no pintar más, ni siquiera llevé mis óleos. Justo antes de irme, había tenido un taller de experimentación textil de electivo, todo lo que aprendí en ese semestre lo llevé a mi práctica más principal estando afuera.
Llegué a Barcelona, me di cuenta que no sabía nada de Chile y otros países de alrededor, entonces empecé a investigar sobre la cultura latinoamericana. Me hizo interesarme en quien era yo, en las culturas precolombinas con mi profe Dani contreras. La gente estaba muy interesada en saber de mi cultura, de Chile y yo no me sentía capaz de contarles, eso fue un punto de inflexión muy importante en el inicio de mi búsqueda y mi carrera.
Luego, volví a Chile, me metí a cooperativas de tejedoras aquí en Santiago, asistí a una escuela de arte textil mapuche. Luego, la Dani Contreras que había sido mi profe, me contó que participó del Congreso de Arte Textil Precolombino en el Cuzco, y me fui. Cuando llegué allá pregunté si me podían enseñar y me respondieron: “sí obvio”, entonces, ahí me quedé 10 días tejiendo con las mujeres en los andes.
“Ahora estoy un poco más calmado”, – dice el artista entre risas-
Cuando estaba recién metiéndome en este ambiente, veía muchas posibilidades, conversaba con todo el mundo, recorrí muchas ferias donde hablaba con señoras que tejían, me regalaban cosas y es que la gente textilera es muy simpática”- ríe.
“Hay todo un nicho que se genera, con los oficios normalmente pasa más, con los ceramistas pasa lo mismo”
“Mi interés en el textil radica en el silencio de las piezas tejidas que con técnicas de alta complejidad logran crear mensajes que pasan desapercibidos para quienes no conocen ese lenguaje”. Cita textual del artista para frente textil, 2021
El tejido es el mayor objeto de invisibilidad en su constante presencia, estamos rodeados de piezas tejidas y no sabemos qué máquinas las hizo, que persona las cosió, ni siquiera el material de qué está hecho.
“Lo textil era una herramienta importante identitaria; En la cultura precolombina lo que tú vestías decía quién eras, de dónde venías, tenía que ver con la cultura en la que habías estado, sabías quién lo había hecho y se atesoraban esas piezas. Ya sea para vestirla, para tener en la casa, las mantas, los cortinajes”.
En ese sentido, yo utilizo casi puros tejidos que son de segunda mano, de mejor calidad y quiero creer que impacta menos al medioambiente. José hace hincapié en esto; cómo antes de la revolución industrial había un cuidado único a nuestras prendas textiles, y agrega que, al saber cómo se urde un telar, conocer los tipos de telares que existen, uno se va dando cuenta y valora más el trabajo que hay detrás.
“Ejercicios constructivos del rostro humano”, obra en curso de José. Un trabajo procesual, donde va mostrando el avance del proyecto
La idea del proyecto nació porque tomé un curso en el centro de arte textil, que imparte Paola Moreno acá en Chile, ahí hay una técnica precolombina “Chimú”, cultura que vivió en la costa del Perú, y, que es Pre-Inca, es decir, los Incas tomaron mucha de su experticia para desarrollar sus propios textiles, dice José.
“Me acuerdo cuando hicimos el ejercicio parecido al círculo, era un curso de volumen en tapicería en que teníamos que hacer esta técnica, yo lo había hecho desde la casa, recuerdo que no hice un triángulo, sino que hice una forma no más, después tiré los hilos y se me armó una figura cóncava, como un volumen y rallé con eso, le comenté a la Paola y me respondió que eso era lo que ocurría y ahí nació la idea de hacer caras con esta técnica.
El textilero cuenta cómo fue mostrar esta obra en su paso por Blonduos, Islandia.
“Hubo un momento donde hablábamos todas y mostramos nuestros trabajos, entonces cuando yo mostré mis caras y decían como ¡que increíble Jose! Yo muy contento porque cuando uno hace algo tanto tiempo, va perdiendo la magia. Para mí es lo típico, pero ellas estaban super interesadas porque no habían visto algo así, les gustaba el proceso de tirado de las lumbres y de los hilos entonces ese momento cuando terminé de tejer y todas querían ver cómo el tejido de una cara. Fue muy lindo, y la gente allí era hermosa también, tuve puras buenas experiencias.
En el mes de enero, el artista textil estuvo participando en la residencia online, chileno argentina, de “Cordillera galería”, llamada “Cauce”, donde compartieron virtualmente con otros artistas, mostrando sus trabajos, haciendo distintos ejercicios, con apoyo de fotos, videos, audios y compartieron el proceso de sus obras a cargo de la artista visual, Gimena Castellón.