Año:2020
País de origen: Estados Unidos
Director: María Schrader Elenco: Shira Haas, Amit Rahav, Alex Reid, Ronit Asheri, Gera Sandler, Dina Doron, Aaron Altaras, Jeff Willbusch y Tamar Amit-Joseph
Género: drama
Distribuidora: Netflix
Duración: 4 capítulos
Fecha de estreno: 26 de marzo
Esta miniserie nos narra la historia de Esty, interpretada por Shira Haas quien, a la edad de 19 años, huye a Berlín desde su comunidad judío-ortodoxa, la cual se rige por una serie de tradiciones arcaicas. Esto tras un matrimonio arreglado a conveniencia, es en este momento cuando la protagonista decide cambiar su vida y explorar nuevos horizontes.
Desde los primeros momentos de la serie, la directora nos muestra la tensión en la que estaremos ubicados como espectador, ya que comienza con Esty mirando por la ventana, distraída en sus pensamientos. Pero, ¿qué mensaje da esta simple escena de mirar por la ventana? Esty está mirando ese mundo exterior fuera de su comunidad, probablemente anhelando ir más allá de su religión, lo cual no es muy descabellado. En cuanto la protagonista deja de mirar por la ventana se nos comienza a mostrar la realidad en la que está inmersa, es decir, esa pequeña escena de plano medio nos representó la libertad que ella desea, recalcando al notar que está constantemente sometida, a la cual se nos da paso por medio de los diálogos del comienzo. En los primeros 10 minutos, ya se nos ha mostrado que Esty está cansada de su vida, vemos como la mujer está silenciada por la tradición y como sus movimientos cada día son controlados.
Es a través de distintos Flashback nos percatamos de la vida en la comunidad judía ortodoxa, como si mirásemos a través de una ventana igual que Esty al principio de la serie. Es gracias a este recurso que la miniserie logra dar una mirada profunda y reflexiva sobre la realidad femenina dentro de la comunidad, esta cultura que le da la espalda a los cambios del mundo. A medida que avanzamos en la serie estamos en un constante limbo entre lo amargo y lo dulce, entre los días buenos y los días oscuros, pero, además, la serie no tacha de manera tajante lo correcto de lo incorrecto, sino que se muestra un desarrollo fluido, tanto en las situaciones como en los personajes, lo que permite un espacio para que el espectador participe creando sus juicios, decidiendo por él mismo , no se impone una visión. Por ejemplo, a través de los lazos de amistad de la protagonista que va entablando, va viviendo hechos que la empoderan, cosas que nos chocan ya que para nuestra realidad es algo bastante común, como el hecho de ponerse unos jeans o pintarse los labios, pero que, sin embargo, para nuestra protagonista son hechos liberadores, esa liberación que añoraba en la primera escena de la serie.
Es una serie donde estaremos inmersos en una constante lucha de emociones, entre la tensión de la tradición ultraconservadora y las decisiones propias. La creación del personaje de Esty genera empatía, ya que, si bien la mayoría no ha vivido una opresión de una religión estricta, vivir con miedo a no cumplir con las expectativas es algo que sin duda cada persona ha vivido en algún ámbito, por lo que la serie creará un diálogo, a través de la empatía, del miedo y la esperanza de la libertad, dando un mensaje más allá de lo que es la religión. En tan solo 4 capítulos le dice a esa persona que está mirando por la ventana anhelando una vida diferente, que busque su camino y su propia identidad.