Fue a la edad de seis años cuando la escritura llamó por primera vez a Valentina. Sentada frente al windows 98 de su abuelo, escribía capítulos de una hoja, las imprimía y las pegaba. Diciéndole a todo el mundo que había escrito un libro. Ella no sabía en ese entonces que ese recuerdo, sería un presagio de lo que hoy es su vida.
Valentina Carvajal (@v.carvajal.leiva) es una escritora chilena que se enfoca principalmente en novelas juveniles con un toque de fantasía y misterio. Comenzó a publicar libros en el año 2016 con editoriales independientes, aprendiendo desde entonces lo que significa ser escritora y estar inmersa en el mundo editorial. Todo esto convalidando con su profesión de psicóloga, utilizando sus conocimientos para crear personajes más profundos, usando herramientas de su profesión como la terapia narrativa.
“Al ser psicóloga, no vengo con una bata a imponer lo que tú tienes que pensar. En el fondo, respeto que cada sujeto tenga su propia realidad. Eso tiene que ver con la terapia narrativa: respetar la historia, el discurso del paciente. Se trabaja mucho el lenguaje con esa terapia, y a mí me gusta mucho el lenguaje porque soy escritora. Entonces, creo que es algo que, de alguna forma, me ha permitido fusionar mis dos pasiones”, nos comenta.
Su escritura tiene como base el conocimiento de la mente humana, así como también el autoconocimiento, aquello que surge desde el interior de cada persona. Por eso, en sus novelas —El intruso (2016) y La ciudad de los huéspedes (2022)— procura siempre dejar pedacitos de sí misma.
“Yo creo que es imposible que una novela no tenga nada del escritor que la creó, es imposible. Cualquier libro mío tiene partes de mí, así como ocurre con cualquier otro autor. Aunque lo camufle, aunque use mucha fantasía, qué sé yo, siempre hay algo de la persona: sus valores, lo que le importa, lo que le preocupa.”
Este enfoque le permite canalizar, a través de la escritura, aquello que a veces no puede verbalizar. Así, se genera una conexión profunda entre ella, sus obras y quienes las leen; una conexión casi personal, en la que los lectores logran identificarse con sus palabras, palabras que los invitan a ser parte de su historia.
Sin embargo, más allá de ese ejercicio íntimo y reflexivo que logra en sus libros, Valentina también se enfrenta al desafío de revalidar el género con el que trabaja: la literatura juvenil. Un género que, a menudo, es subestimado por prejuicios que lo tildan de básico o poco profundo, sin considerar su verdadero potencial.
“Hay una especie de elitismo, igual, entre algunos lectores y escritores, ¿ya? No en todos, insisto. Yo creo que la literatura juvenil ha empezado, de a poco, a romper con esa idea de que uno solo puede escribir sobre ciertos temas, o que todo tiene que ser súper complejo, súper filosófico, para ser considerado valioso. Ahora hay una gama mucho más variada, de todo un poco, y eso me parece algo muy bueno. Como te decía antes, eso incentiva la lectura, hace que la gente no se sienta tan intimidada.”
“Me ha tocado que a veces me he encontrado con gente —y hay que decirlo, sobre todo con hombres— que son medios elitistas, que ven la cuestión juvenil así como, ‘pues esto no es literatura’, ¿cachái?’ Y como que se ponen de ese lugar…”
Desde esa convicción, Valentina escribe para conectar, para transformar, y también para reivindicar el valor de las historias que acompañan el crecimiento.
¿Qué viene ahora para ti? ¿Cuáles son tus siguientes proyectos?
Hace poco terminé —bueno, más bien estamos revisando— un cuento que se va a publicar en una antología internacional. Sí, está traducido al inglés; yo no escribo en ese idioma. De hecho, tengo una traductora que fue la chica que me invitó a la antología, quien ha sido lectora mía desde hace muchos años y, muy tierna, me dijo: «No, quiero que participes, yo te traduzco todo.» Así que, obviamente, estoy muy agradecida por la oportunidad.
y actualmente estoy escribiendo un libro, tengo como sus bases, es una saga y un libro de fantasía. Probablemente también meta cosas psicológicas porque es parte de mi sello. Es un libro que se llama Tornon.
Valentina reafirma con cada historia su compromiso de contar relatos que conecten, que inviten a pensar y, sobre todo, que acompañen a sus lectores en su propio viaje de crecimiento y descubrimiento.
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