¿Conoces a la princesa Diana?, si no es así, probablemente eres un centennial (que tal vez no tiene Netflix). Pero los que la conocemos o tenemos una noción de quién fue ¿realmente conocemos a Lady Di?. Es una pregunta que, si reflexionamos un poco, podemos contestar con un NO, no tenemos idea de quién era y probablemente ni sus cercanos, hijos o ella misma sabían con seguridad.
Como personas muchas veces creemos conocer a los demás por el tiempo con el que convivimos con ellos o tal vez por corazonada, pero somos más complejos y es eso lo que Spencer quiere transmitir hacia nosotros como público.
Desde que fue sugerida la idea de hacer una película sobre Diana, recuerdo haber estado ansiosa por verla y a los meses empezaron a circular por redes sociales algunas fotos de Kristen Stewart transformada completamente en la princesa. Arreglada, con la pose típica de nostálgica eterna de mirada baja. No entendía que la Bella-vampiro que tantas veces ví -y me aburrí de ver en Crepúsculo- fuera a representar a una persona dulce que sin duda nunca habría asesinado a personas con el objetivo de alimentarse de su sangre. Además, no entendía porque había que hacer otra producción sobre la princesa, ya que tenemos a The Crown y miles de documentales.
Pero como dicen por ahí, me salió el tiro por la culata.
La película del chileno Pablo Larraín -sí, de esos Larraín- se desarrolla en el fin de semana de Navidad luego de que Diana se enteró del amorío de su esposo con Camilla Parker-Bowles. Ella junto con sus dos hijos deben pasar las fiestas junto a la familia de su esposo en una de las fincas reales, motivando a que progresivamente empiece a entender quien verdaderamente es ella y hacia dónde quiere ir. Es una historia oscura pero esperanzadora que nos hace preguntarnos qué tanto la conocemos.
Stewart actúa tan bien en Spencer que llegas a pensar ¿cómo nunca nadie le había dado la oportunidad para poder demostrar la gran actriz que podía llegar a ser?. En este sentido, se asemeja mucho a Diana y puede ser por eso, el hecho de que ambas fueron y son mujeres complejas lo que atrae mucho al público al ver la actuación de Stewart y que se puede ver en cómo la película nos relata la historia. Ese es uno de los puntos fuertes de la película porque permite innovar ante otras producciones que la victimizan constantemente sin otro propósito que mostrar sus polémicas. En conversación con el periodista Louis Chilton (2021), el director señala:
“Creo que la película describe adecuadamente la angustia interna de Diana. Y eso es lo que me importa (…). Es importante para mí, si vas a demostrar que alguien se está lastimando, quieres saber por qué está sucediendo eso y cómo. Pero la controversia es completamente irrelevante. No es un concepto humano real»
Aquí, Diana es retratada intencionalmente como una mujer capaz de sobreponerse a los problemas que debe enfrentar (el engaño de su esposo, el acoso constante de periodistas y la bulimia).
La realidad supera la ficción
La manera en que nos cuentan su historia es lo verdaderamente importante en el filme y para esto, la fantasía, por paradójico que sea, es el recurso escogido por Larraín.
La aparición de Ana Bolena (la reina del siglo XVI que fue decapitada por su esposo para poder casarse con su amante) o la ingesta de un collar durante una cena con la familia real, son elementos que permiten a nosotros como público integrarnos a la película y ponernos en el lugar de Diana. Sufrimos, lloramos y nos alegramos con estas escenas al situarnos ya no solo como testigos de su historia. La exposición de sus sentimientos, en sus facetas más extremas como cotidianas, le entrega mayor credibilidad y realidad a la historia.
Uno de los comentarios más relevantes que han aparecido en la prensa durante los últimos meses luego de su estreno es que uno de los guardaespaldas de Diana, dijo que la actuación de Kristen Stewart es la más cercana a como él recordaba que era ella en la vida real (CNN Chile, 2021).
En parte, es por esta razón que el director la contrató. En sus palabras, “Kristen puede ser muchas cosas al mismo tiempo. Puede ser muy misteriosa y frágil, y al mismo tiempo fuerte, rebelde” (Cooperativa, 2021) al igual que Diana. Esta semejanza entre ambas que fue percibida por Larraín fue materializada correctamente por la actriz, entregando a su actuación credibilidad. Stewart dijo en una entrevista a Culto de La Tercera que “No puedes fingir, no puedes lograr una buena caracterización partiendo de una mentira. Tienes que ser tú y tienes que ser el personaje, ambas cosas al mismo tiempo. Pero Diana fue fácil de absorber, de verdad. Solo tuve que amarla” (La Tercera, 2022).
La trayectoria de la actriz por los festivales de cine ha demostrado el éxito y efectividad que ha tenido su actuación sincera, demostrado en la ovación del público (de varios minutos) en el Festival de Cine de Venecia.
Esperemos que esta vez, Diana si pueda ser reconocida por los demás en los próximos premios Óscar, a través de una Kristen Stewart que también fue considerada erróneamente por el público. Una situación difícil pero no imposible.
