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No tienes hijos

No tienes Casa, ni Marido, ni Familia y menos Hijos, no sabes nada de la Vida …. Eres una “Pobre Weona”…. Exclamo la Reina!!….La mujer más amada querida y deseada, por el que era mi Rey…. Un episodio patético de mi vida y que me hizo entender que al final de este camino, todos tenemos la libertad de elegir. 

Nací en el seno de una familia convencional, me casé joven y sin nada de experiencia, claro la separación del hombre que era para toda mi vida se desvaneció y me vi sumergida en una pena y depresión profunda… las palabras de ella calaron profundo en mi mente y sobre todo en mi corazón, no había conseguido en 13 años de relación tener hijos…Esa familia de la que todo el mundo habla, hijos amados e inmensamente deseados, que pobres mujeres como yo nunca logramos traer al mundo. A eso que le llaman “Bendición”, jamás me llego como regalo de Dios y desde ese momento comenzó mi lucha frenética en contra la naturaleza y a todo pronóstico de conseguirlo, primero fue la búsqueda de ese prototipo ideal de padre, un trabajo que me permitiera seguir desarrollándome como profesional y luego la estabilidad económica que le garantizara un espléndido porvenir. 

Todo iba de maravillas, tal como la sociedad te lo impone, mi grupo de amigas experimentadas con hijos, en el trabajo dando contención y crédito a todas las mamitas, apoyando en el cuidado de los bebes de la familia, la idea de empaparme del espíritu maternal que la sapienda popularchs dice que te “nace de la guata”. Y así paso el tiempo, el tiempo y el tiempo y el reloj biológico marco lo que pensaba seria otro gran fracaso en mi vida, tenía todo para hacerlo realidad, pues bien la ciencia dijo lo contrario, No existe posibilidad alguna de conseguir en ti una fecundación, eres completamente infértil, solo una in-vitro millonaria puede hacer este milagro, en ese momento tome la mano del padre ideal y mis lágrimas brotaron hasta caer en lo más profundo, me negué a creerlo e hice todo para que la naturaleza demostrara lo contrario. Hoy sigo de la mano del ex padre, para convertirse en el compañero ideal, la persona que me hizo comprender que no todo son los hijos, que para entregar amor existen otros caminos, que las personas no valemos por la familia que hemos construido, sino porque cada uno de nosotros tenemos un valor único solo por existir. Después de todo, en la actualidad si quisiera hacer todos los más sofisticados y actuales intentos médicos, mi respuesta es: “No quiero ser madre” y no por el fracaso sino porque es mi elección, amo mi libertad y no soy capaz de llenarme aún más de responsabilidades de las que por obligación debo cumplir, hay tantas formas de ser feliz, me siento orgullosa porque supe destruir los cánones sociales que me atormentaban y logre reconciliarme con el mundo, ese mundo que yo permití que hablara por mí y me impusiera una forma de vivir que no era capaz de seguir y que en el fondo de mi corazón nunca lo quise para mí. Elijo vivir en este mundo siendo un poco más feliz, desprendida de lo material y si volviera el tiempo atrás hubiera hecho las cosas de una forma distinta y aspiro que algún día en nuestro país exista el aborto como una elección libre, responsable y sobre todo gratuito, como un derecho que toda mujer debe tener, independiente de su condición social y formación familiar.  

                                                                                                                                                  E.C.O, 43 años. 

                                                                                                           

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