Hoy en día vivimos bombardeados de estereotipos que configuran todas nuestras esferas sociales y privadas, este concepto actualmente ha estado muy ligado a prejuicios y discriminación. La RAE lo ha definido como: “Imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable”, quisiera hacer énfasis en la última parte de esta definición, pues se refiere a que es un carácter inmutable. Es aquí entonces, donde pondremos nuestro foco de atención.
En nuestra sociedad los estereotipos juegan un rol fundamental, debido a que nos permiten socializar y ser aceptados dentro de grupos con determinadas características o formas de pensar. Seguir tal estereotipo, será una forma de pertenencia a un grupo, categorizándonos bajo un estándar definido que debemos cumplir para ser aceptados. Es precisamente por esto, que los estereotipos son un arma de doble filo. Por ejemplo, respecto de la mujer, siempre se le han atribuido estereotipos de género con los cuales se debe cumplir: belleza, actitud, racionalidad, entre otros.
La mujer siempre se ha visto afectada producto de patrones o prejuicios que ha establecido la sociedad, lo que se ha incrementado con las redes sociales y ciertos contenidos que harán más fuertes estos estereotipos perpetuándolos. Creemos que debemos cumplir con estos cánones de belleza u otros, para ser aceptadas en base a un ideal que, por lo general, se convertirá en algo negativo, pues estos cánones no consideran que, por ejemplo, existen muchos tipos de belleza, y esto provoca que constantemente nos estamos auto criticando y comparando respecto de estos patrones que nos imponen.
Por lo tanto, estos patrones que nosotros perpetuamos y alimentamos a diario, podrían provocar efectos negativos en todos nosotros, que de igual manera hemos mantenido durante muchas generaciones. Cada vez que vemos una mujer delgada o de mayor contextura física, hacemos alusión a su físico para resaltar alguna característica con comentarios como: “hoy estás más flaca”; “con esta cuarentena subiré de peso”; “seguro está enferma”, “¿se habrá operado?”, pero, ¿por qué seguimos incentivando estos patrones si no nos hacen bien?, ¿cuán poco saludables resultan ser estos pensamientos y estructuras sociales que se configuran a través de comportamientos? Los estereotipos son un problema social, si no nos hace bien formar parte de estos patrones y referentes, tenemos el deber de dejar de vernos como lo hemos estado haciendo hasta hoy, respetémonos y amémonos tal y como somos, no podemos ser un ideal para poder ser aceptados, cada ser humano tiene su propia autenticidad, todos somos diferentes y debemos ser capaces de promover el cambio. Como mujeres siempre nos hemos visto propensas a estos comentarios y patrones, pero ya no más, debemos entender que nuestra salud física y mental no se puede dejar llevar por la opinión de un otro, de las redes sociales, de la publicidad, porque generalmente son falsos. Ninguna persona es igual a otra, y es en esa diferencia, donde todos podemos ser nosotros mismos y amarnos tal cual somos. Esa es la diferencia donde está cada belleza, inigualable, única.
Por eso es entonces, que debemos deconstruirnos y preguntarnos qué significa realmente para nosotros un estereotipo, y que consecuencias podría conllevar el seguir reforzando como un comportamiento de aceptación social casi inmutable.